lunes, 25 de septiembre de 2017

Sri Lanka, la puerta del Sur de Asia - Día 1 Introducción y llegada

Martes 1 de Junio de 2015

(Recupero y amplío un poco las notas de un viaje que hicimos hace ya un par de años. Fue un tanto especial ya que fue nuestro viaje de novios. Aún así, fue un viaje como otro cualquiera al menos en sus primeros diez dias, organizado por nosotros desde Madrid y planificado como un viaje normal, o como lo que nosotros consideramos un viaje normal. La única diferencia fue que los hoteles fueron un poco mejores de lo habitual


El nombre del diario, la puerta del sur de Asia, fue algo que pensé durante nuestros días allí. Este relativamente pequeño país aúna varias características que comparte con los paises más grandes de su entorno. Por ejemplo el budismo, presente en toda Indochina, pero también el hinduismo originario de su hermano mayor, la India. El clima tropical, los bosques, la fauna y los arrozales también son comunes con otros muchos paises de la zona, asi como la comida. Creemos que conforma una visita ideal para quien no tiene mucho tiempo o no se atreva con paises más grandes).



Nada más aterrizar en el aeropuerto de Colombo, el calor nos golpeó como solo te golpea en el trópico. Es tan diferente el clima en estas latitudes al de Europa que uno nunca acaba de acostumbrarse y se pregunta si alguna vez llegaría a hacerlo con esa humedad que te hace estar empapado todo el día. 

En el control de pasaportes nos hicieron pagar de nuevo por uno de los visados, aduciendo que la fecha de nacimiento que habíamos añadido por internet no era la correcta. Nos sonó a corruptela y timo, pero acabábamos de llegar y no queríamos montar lió por unos 20€ y menos en nuestro viaje de novios.

Habíamos contactado con un conductor para que nos llevara de un lado a otro de la isla. Conducir por allí no nos pareció muy recomendable debido al intenso y caótico tráfico y el transporte público no me dio la impresión de estar muy desarrollado. Sugat (que así se llamaba nuestro conductor) nos estaba esperando amablemente en la zona de llegadas y nos acompaño al coche, bastante moderno para los estándares del país. La luz y la vegetación tropical son visibles ya desde el primer minuto, creando ese ambiente especial que al menos a mi me hace pensar en los primeros occidentales que se dejaron caer por aquí y en la época de las colonias.

En el trayecto hacia Anuradhapura, pudimos ir viendo dos cosas: Una: que el país tiene mucha densidad de población, al menos en esta zona. Durante muchos kilómetros la ciudad no cesa, se extiende a un lado y otro de la carretera y no te deja ver nada de campo. Dos: el trafico. Joder. Tuk tuks, camiones, coches, bicis, motillos, todo a la vez, sin reglas, sin intermitentes, con mucho claxon, con gritos y gestos, siempre a tope.

Poco a poco nos fuimos alejando más de la costa oeste del país, la mas avanzada y poblada y nos internábamos en el boscoso centro y hacia las llanuras centrales, germen de la cultura ceilanesa. Sin embargo paulatinamente la noche avanzaba y no pudimos apreciar la frondosidad del bosque que si veríamos los días siguientes. 

A Sugat le costó encontrar nuestro hotel, y con razón. Es un sitio extraño, inmenso, monumental, supusimos que construido gracias a una gran inversión (entiendo que gubernamental). Se esconde en el bosque, con los edificios de las habitaciones comunicados con pasarelas que se elevan varios metros sobre el suelo de la jungla. El sitio esta literalmente en la selva y decenas de esculturas imitando un templo antiguo pueblan las instalaciones. Sin embargo, estaba vacío. Completamente vacío. Daba cierta sensación de abandono pero si lograbas abstraerte el sitio era majestuoso. Dejamos las cosas en la inmensa habitación y fuimos a cenar al restaurante.

Decoración del hotel

En una magnífica terraza en mitad de la jungla nos tomamos el primer curry srilankes, que fue probablemente de los mejores, con una sucesión casi interminable de platos diferentes con diferentes grados de picante. Guardo un muy buen recuerdo a pesar del tiempo que ha pasado. El restaurante seguía la doctrina ayurvedica y unicamente servia comida vegetariana pero el sabor (y el picor) de cada uno de los platos era espléndido. Tan solo eché de menos una cerveza, excluida también de la filosofía del hotel.

Decoración del hotel


Piscina del hotel

Cansados del largo viaje, nos retiramos a descansar en nuestra habitación de la jungla, entre sonidos de monos, pájaros y quien sabe qué otros bichos.


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