jueves, 25 de agosto de 2016

Chile, día 7: Santiago desde los ojos de una arquitecta

3 de Enero de 2016

Pese a que habíamos descansado bastante poco, hoy era el único día entero que tendríamos en Santiago así que madrugamos, devolvimos los coches y empezamos la visita de la ciudad guiados por nuestros anfitriones Carmen y Jorge. Carmen es arquitecta, y Jorge ha aprendido mucho de arquitectura viviendo con Carmen, así que tuvimos una visión especial de la ciudad.

Avenida de Bernardo O'Higgins
Santiago no es bonita, no quiero engañar a nadie. Es una ciudad de estilo europeo y bastante moderna y carece casi por completo de las espectaculares muestras de arquitectura colonial que si tienen otras ciudades suramericanas como Quito, Bogotá o La Habana. Sin embargo, creo que merece pasar un par de días por aquí en una visita a Chile. Como capital y principal ciudad del país que es, Santiago alberga parte del alma de Chile y es necesario conocerla para tener una visión total. Santiago ha contemplado los eventos más importantes de la historia de Chile y desde Santiago se ha regido el país durante toda su historia y es por tanto conveniente conocer sus plazas, sus calles y sus monumentos mientras que en el horizonte el muro blanco de los Andes enmarca el cuadro.

Comenzamos cargando baterías desayunando una tarta de chocolate y dulce de leche mientras que caminamos por la avenida principal del Libertador Bernardo O'Higgins.

La primera parada fue el palacio de la Moneda, testigo mudo del golpe de estado de Pinochet y de la muerte de Salvador Allende, uno de los últimos mitos en defensa de la democracia, que falleció aquí al ser bombardeado el palacio.

Palacio de la Moneda

La parte visitable del edificio no destaca más que por un coqueto patio interior que alberga un par de cañones de la época de la colonia. Sin embargo, en la explanada anterior se ha construido una moderna plaza subterránea muy original y agradable con la que han creado un espacio para estar y pasear al refugio de los fríos invernales y los calores estivales. Visitamos una curiosa exposición sobre la isla de Pascua y proseguimos la ruta.

Saliendo por la trasera del edificio cruzamos la plaza de la Constitución con la estatua de Salvador Allende y caminamos por delante de la biblioteca nacional y el congreso nacional hasta el Museo Precolombino, donde entramos.

Extraño nombre para los euromillones

El museo es precioso, y bien merece una visita. No solo la colección que atesora sino también el edificio que con sus luces y sus sombras atrae la atención del visitante sobre la muestra. Mención aparte merece el mapa gigante que decora la escalera principal.

Plaza de Armas

Al salir del museo nos dirigimos hacia la inmensa Catedral y justo después caminamos por una calle peatonal hasta el mercado central. El hambre apretaba y comimos en un sitio muy típico chileno en el barrio de Lastarria, una zona de la ciudad que parecía estar muy de moda, llena de restaurantes y bares que lamentablemente estaban cerrados por vacaciones. Sin embargo el Torremolino (que así se llamaba donde íbamos) estaba abierto y nos zampamos un escalope kaiser muy rico.

Mercado típico

Después de comer nos refugiamos en el museo Gabriela Mistral o GAM. Es otro edificio muy curioso con un significado potente para los chilenos. Aquí estuvo el poder ejecutivo durante la época de la dictadura y hoy es un centro de arte moderno y de cultura un tanto alternativa donde se celebra la diversidad de Chile y futuro prometedor.

El resto de la tarde la pasamos por el barrio Italia, donde a pesar de las malas fechas callejeamos entre galerías, cafeterías y librerías de viejo. Cuando el sol se empezó a poner pudimos disfrutar del atardecer rosado sobre las montañas y luego fuimos a tomar unas pizzas y unas cervezas por la zona de la universidad mientras ultimábamos los detalles de nuestro viaje al sur.

Atardecer en Santiago con los Andes al fondo

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